¡Miedo, zombies, acción! Así podríamos definir la cuarta temporada de la famosa serie The Walking Dead, del elemento más utilizado al que menos. Esta cuarta entrega nos ha hecho aplaudir a la televisión, llorar por las pérdidas y llamar de todo a los productores de la serie por el rumbo que está tomando, pero eso es otra historia. Ahora toca hacer una visión general de lo que hemos visto en los últimos dieciséis capítulos.
Lo que esperábamos y lo que fue
En aquel ya lejano 31 de marzo de 2013, finalizaba el último episodio de la tercera temporada (su análisis aquí), que, como consecuencia de que se había despedido prematuramente a Glenn Mazzara, nos había dejado con ganas de más y sin ningún detalle que nos hiciera pensar que pudiera haber una cuarta temporada. ¿Os acordáis de los ancianitos de Woodbury entrando en la prisión? (Sí, esos que han rejuvenecido en la siguiente temporada).
Todo lo que preveíamos y nos prometieron se cumplió rápidamente en los primeros capítulos, desde que el grupo de Rick se había hecho autosuficiente hasta que los zombies volverían a ser protagonistas y volvería el terror que caracteriza al cómic (inolvidable la actuación de Hershel en "Internment"). Y cómo no, que volvería el Gobernador, aunque con menos relevancia. También nos introdujeron nuevas tramas innovadoras para distanciarse del cómic, además de nuevos personajes recurrentes: Bob, Zack, Patrick, Sam, Ana (¿quieres fruta?) ... pero sin duda lo más importante de esta temporada fue la introducción de la ¿gripe?, el asesinato de Karen y David y la merienda de los zombies a base de ratones, ésta última como intento de sustituir después el momento comiquero de los gemelos Ben y Billy. Todas ellas fueron muy importantes, aunque quizá se alargaron demasiado, especialmente las dos últimas (pobre Glenn, enfermo, moribundo, y además le disparan con el tanque en su bloque).
La primera mitad de temporada podría clasificarse como un intento (cumplido afortunadamente) de dar un giro a la serie, de eliminar esas tramas que no aportan nada y que parecen el cotilleo del barrio, y, como resultado, enfocar esta serie a algo nuevo mezclado
con las ideas principales del cómic. Todo esto se cumplió, y Gimple ha conseguido con ello dar sentido a la serie, hacerla más realista y que no existan personajes que solo hacen bulto, caso de T-Dog. Además, nos presentaron una especie de spin off que ocupó dos capítulos, y que ha servido para explicarnos lo que ocurrió con el Gobernador tras el ataque de Welcome to the Tombs, presentando personajes ambientados en las novelas, y para que la masacre del Gobernador tenga sentido. Fueron dos capítulos un tanto aburridos que surgieron por la ¿incapacidad? de la anterior directiva para acortar la trama de Woodbury en la tercera temporada, que nos dejó por los suelos al asesinar a Andrea para intentar sorprendernos (y que lo único que consiguió fue fastidiar la trama a Gimple, que la ha sustituido por Carol) y que, como consecuencia de todo ello, vemos al Gobernador atacar a la prisión prácticamente "a bulto", ya que solo consigue el apoyo de su compañero con tanque Mitch. Incluso su novia se opone a la destrucción del hogar de Rick. En conjunto, esta mitad gana por goleada a la segunda, y consigue un notable alto.
Por otra parte, la segunda mitad de temporada podría decirse que se basa en las consecuencias del ataque. Seis capítulos de los ocho restantes son de transición, pero de la transición aburrida, que prácticamente solo contiene relleno. Solo se salvan los momentos en
los que vemos el secuestro de Beth (¡por fin desaparece!), a Daryl lidiar con su nuevo grupo, que tiene unas extrañas normas, y el de los asesinatos de las hermanas Samuels, que nos produjeron nostalgia a los comiqueros, ya que la escena es casi calcada.
Los dos últimos capítulos de Terminus intentan contrarrestar el muermo que fueron los anteriores, y demuestran que la ya famosa frase "No saben con quiénes se han metido" podría haberse dicho al final del penúltimo capítulo para que el último fuese el mejor de la historia de The Walking Dead, con guiños a los lectores de la obra maestra de Kirkman. Los que lo somos sabemos perfectamente lo que habría ocurrido, y os podemos asegurar de que os habría parecido lo mismo que a nosotros.
Lo que se pudo mejorar
Todos estamos de acuerdo en que si no estiran la trama pronto la serie alcanzará al cómic, pero hay un límite. Nadie habría visto mal que la trama de Terminus terminara en el sexto/séptimo capítulo y que en el último todos llegaran a Washington DC y apareciera el personaje que les llevara a su siguiente hogar (lectores, no me voy a ir de la lengua) y con esa última escena cerrar la cuarta temporada. Eso habría sido suficiente para dar el sobresaliente a la temporada. En la quinta sí podría ver factible inventar nuevas tramas originales de la serie en su nuevo hogar, ya que la ocasión lo merece.
En conclusión, estos dieciseís capítulos han tenido una gran cantidad de elementos que nos han sorprendido gratamente, pero podría haberse mejorado mucho si Gimple no hubiera caído en el mismo error en el que cayó Mazzara, estirar la trama cuando no lo debían haber hecho por el bien de la serie.
Lo que esperamos ver en la próxima temporada
Pues en la quinta temporada todos nos esperamos lo mismo en los primeros capítulos, que Terminus sea arrasado por Rick y sus compañeros al estilo comiquero y que pronto aparezca Alexandría, que va a dar mucho jugo y posibilidades a la serie.
¡Nos vemos!
Lo que esperábamos y lo que fue
Qué lejos queda esta escena... |
Caras nuevas en el primer capítulo |
La primera mitad de temporada podría clasificarse como un intento (cumplido afortunadamente) de dar un giro a la serie, de eliminar esas tramas que no aportan nada y que parecen el cotilleo del barrio, y, como resultado, enfocar esta serie a algo nuevo mezclado
Phillip volvió más loco que nunca |
Por otra parte, la segunda mitad de temporada podría decirse que se basa en las consecuencias del ataque. Seis capítulos de los ocho restantes son de transición, pero de la transición aburrida, que prácticamente solo contiene relleno. Solo se salvan los momentos en
Este fue el mejor momento de la segunda mitad |
Los dos últimos capítulos de Terminus intentan contrarrestar el muermo que fueron los anteriores, y demuestran que la ya famosa frase "No saben con quiénes se han metido" podría haberse dicho al final del penúltimo capítulo para que el último fuese el mejor de la historia de The Walking Dead, con guiños a los lectores de la obra maestra de Kirkman. Los que lo somos sabemos perfectamente lo que habría ocurrido, y os podemos asegurar de que os habría parecido lo mismo que a nosotros.
Lo que se pudo mejorar
Todos estamos de acuerdo en que si no estiran la trama pronto la serie alcanzará al cómic, pero hay un límite. Nadie habría visto mal que la trama de Terminus terminara en el sexto/séptimo capítulo y que en el último todos llegaran a Washington DC y apareciera el personaje que les llevara a su siguiente hogar (lectores, no me voy a ir de la lengua) y con esa última escena cerrar la cuarta temporada. Eso habría sido suficiente para dar el sobresaliente a la temporada. En la quinta sí podría ver factible inventar nuevas tramas originales de la serie en su nuevo hogar, ya que la ocasión lo merece.
En conclusión, estos dieciseís capítulos han tenido una gran cantidad de elementos que nos han sorprendido gratamente, pero podría haberse mejorado mucho si Gimple no hubiera caído en el mismo error en el que cayó Mazzara, estirar la trama cuando no lo debían haber hecho por el bien de la serie.
Lo que esperamos ver en la próxima temporada
Pues en la quinta temporada todos nos esperamos lo mismo en los primeros capítulos, que Terminus sea arrasado por Rick y sus compañeros al estilo comiquero y que pronto aparezca Alexandría, que va a dar mucho jugo y posibilidades a la serie.
¡Nos vemos!
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